Ciertamente, no tenía nada que hacer. Estaba algo aburrida, y precisamente, mientras miraba desde el cielo, observé como Kesha paseaba por el bosque. Hacía mucho que no hablábamos, y decidí hacerle una pequeña visita. Me hice agua y caí del cielo, como si alguien hubiera tirado un caldero desde las nubes. Antes de que el agua tocara el suelo, cambié de forma y volví a ser como una humana. Me paré enfrente del árbol donde ella estaba subida y sonreí con tranquilidad.
- Keshaa, Keshaaa - canturreé en voz baja, a sabiendas que aunque no pudiera oírme notaría mi presencia de inmediato.