Con el viento en el pelo -Ross-

Decidí salir en mi forma demoníaca de la ciudad de los humanos, quería ver otros lugares, pero sobretodo la famosa isla Astaroth de la cual había oido hablar mucho. Sabía que no era bueno viajar en mi forma demoniaca y dejar la ciudad, pero era solo un día de excursión y luego ya volvería. Sobre la primera cosa tenía una buena escusa, como iba sobrevolando el mar nadie me vería.

Durante varias horas estube viendo solo el mar y el cielo, de vez en cuando me acercaba al mar y extendía una de mis espadas que guardaba en el antebrazo y hacía como un sendero en el mar. Cuando ya me estaba acercando a la isla ví una figura extraña en el cielo, estaba inmóvil, allí mismo.

Antes de que pudiera acercarme o esquivarle me lanzó algo que me devolvió a mi forma humana, sentí un dolor terrible y acto seguido caí en picado al mar. Como acababa de trasnformarme mi ropa se rompió durante mi cambio y caí totalmente desnudo al mar. No sé como tuve la suerte de llegar a la orilla de una playa, pero cuando me quería dar cuenta me quedé inconsciente por la caida.

Una oscuridad me envolvió, notaba como poco a poco me iba marchitando en mi interior y en mi mente veía la figura de mi padre en su trono. Algo me decía que había sido cosa suya y que no saldría con vida de esta. Cuando me quise dar por vencido, noté como algo se movía por mi interior y por una fuerza desconocida abría mi boca y algo de mi interior salía.

Empecé a toser con fuerza, como si de un niño recien salido del interior de su madre lloraba. Cuando recuperé mis fuerzas abrí poco a poco los ojos, distinguiendo poco a poco el cielo azul y los animales que volaban por el cielo. Mientras me levantaba para no estar tumbado, me llevaba la mano a la cabeza y para mi sorpresa noté los dos pequeños cuernos en mi cabeza.

-Vaya por Dios-murmuré.

Noté que tampoco tenía ropa dejando ver todas mis partes de humano y las de demonio. Dí un pequeño respingo al ver que una mujer estaba sentada a mi lado.

-Usted bella dama...¿Me a salvado?-pregunté mientras recordaba todo lo relacionado con la caida y mi recuperación.

La cabeza aún me daba vueltas y me costaba tenerme en pie, así que me quedé sentado contemplando como la mujer el mar. La imagen de la sombra que me había atacado me era familiar, pero una neblina no me dejaba recordarlo con exactitud, pero sabía que volvería a verlo.

-Creo que sí.-dije con un suspiro-Me llamo Ross, gracias de nuevo por lo de antes, algo me atacó mientras volaba hacía aquí-la observé mejor, era una diosa y parecía que le gustaba el mar-¿Puedo saber su precioso nombre?

Me quedé extrañado ante su inusal respuesta, yo no sabía nada y era la primera vez que veía a esa mujer:

-Debes de estar confundida,-dije mientras me giraba para verlajamás te e visto.-me dí cuenta de que estaba totalmente desnudo, pero por ningún lado encontraba mi ropa, así que si no quería ir como nací tendría que encontrar algo de ropa, pero a Eyra no le parecía importar-¿Sabes donde hay ropa?¿O te dá igual que vaya así?

Bueno..bien...vale, no sabía de donde había salido esta, pero ya me estaba empezando a asustar, pero al ver que me guiñaba el ojo comprendí que era una broma, o eso esperaba ya que si no tenía ammnesia.

-Mejor que dejemos ese tema, ya que no nos conduce a nada-dije mientras con la mano izquierda acariciaba mis cuernos demoniacos.

Me reí ante el comentario de mi extrañeza, parecía que creía que me daba verguenza ir así:

-Te equivocas, a mí me dá igual como vaya. Por mi iría siempre así, pero lo hacía para no ofenderte ya que tengo entendido que en este mundo a los humanos no les gutaba ir desnudos.-dijie mientras utilizaba la capa para hacerme un cojín para mi cabeza.

Cuando me quise dar cuenta ya era demasiado tarde, creyendo que me apoyaría sobre un sueve cojín, este se transformó por orden de su dueña en agua, provocando que me mi cabeza se llenara de arena y no pudiese tumbarme y echar una cabezada.

-¿Por qué has echo eso?-dije con tono de enfado-Tú no la estabas utilizando, diosa que todo lo sabe.-me levanté mientras hablaba-Parece que te haya molestado que andase desnudo

Parecía que mi posición era de lo mas graciosa para ella, no hice ninguna mueca de desagrado, pero me molestaba su risa sin sentido. Podía invocar a mi fiel espada para darle un pequeño susto, pero decidí ver como quedaban las cosas.

-Veo que las diosas teneis dos problemas, una es la vista y otra la castidad, porque si no, sabrías apreciar lo que tienes delante-dije mientras yo también la cogía del metón.

-Por cierto, tengo ciertos poderes que me permiten ver debajo de la ropa y tampoco es que haya mucho.-dije imitando su malicia.

-Dí lo que quieras, pero los dioses sois muy aburridos. Haz esto, haz aquello, siempre mandando y hablando.-dije mientras con mi mano imitaba una boca hablando.

Ví como Eyra se arepentía de lo que me había dicho, ya que empezaba a decirme lo guapo, sensual, atractivo y muchas mas cosas(aunque no hablando, su gesto lo decía todo). Pero temía cualquier trampa de la diosa, así que para seguir fastidiándola le dije:

-Hace un momento me decías poca cosa y ahora me dices eso. ¿Eres la diosa de la locura que cambia de opinión? Si de verdad me ves atractivo y me quieres, ven y desnúdate para que nademos los dos juntos y nos unamos en uno solo. Pero sé que eres una diosa caprichosa que en un momento piensa una cosa y al momento otra, así que déjame y no me vuelvas mas loco de lo que estoy.

Preferí dejar el tema de como eran los dioses de caprichosos con los mortales, mientras seguía tumbado me dí la vuelta como si estubiese enfadado con ella, pero igualmente la escuchaba.

-Debes saber, que los demonios también somos inmortales. Tengo muchos años, incluso puede mas que tú. Así que no te preocupes por mi edad.-dije mientras ladeaba un poco la cabeza para verla-Estaría dispuesto a mas, todo para demostrarte lo que valgo.